Llora el balón. Hoy es el día más triste de la historia del fútbol español. El mejor futbolista de nuestro país se va. Xavi Hernandez ha anunciado que la próxima temporada jugará en Qatar. Deja el F. C. Barcelona, el equipo cuya única camiseta ha vestido hasta el momento, una elástica azulgrana que luce triste, el seis será difícil que vuelva a ser tan grande.
Xavi no ha tenido nunca la capacidad goleadora de Zarra, el remate de cabeza de Santillana, los destellos mágicos de Iniesta, los “cojones” de Camacho, el carácter de Raúl, el regate de Butragueño o el carisma de Casillas. No le ha hecho falta, Xavi tienen el fútbol en la cabeza, el juego entero cabe en el cerebro más privilegiado que ha dado el fútbol español.
No creo en discusiones pueriles sobre quien es, o ha sido, el mejor futbolista de la historia. No creo en premios individuales como el Balón de Oro desde que en 2010 se lo robaron al propio Xavi tras haber sido campeón del mundo en Sudáfrica. Pero sí sé quien tendrá un lugar sagrado en el libro de oro del fútbol , y quienes pasarán como simples buenos jugadores.
Xavi es el jugador que más títulos ha ganado en nuestro país, y todavía puede ampliar su lista con otra copa y otra champions. Pero su importancia trasciende a los títulos. Xavi fue la palanca en la que Luis Aragonés se apoyó para cambiar la historia del fútbol español. Xavi demostró que al futbolista español no le hace falta la furia para tocar el cielo, e hizo de la sencillez y la calidad los ingredientes del éxito. Él transformó la furia en el tiki-taka para maravillar al mundo.
Xavi es el futbolista que marca el ritmo, el que decide cuando jugar y cuando parar, el que frena el movimiento de rotación de la Tierra esas décimas de segundo entre que recibe el balón y el cerebro elige la siguiente opción, el futbolista que tiene el campo entero en la cabeza y siempre sabe cual es la decisión correcta.
Nunca España tuvo un jugador así, con esa trascendencia para jugar al fútbol, las dos con mayusculas, Jugar y Fútbol, deporte al que ha llegado a sublimar desde su principal cualidad, la humildad.
Su marcha marca un antes y un después en la historia de nuestro balompie. Su magisterio es incontestable, Xavi cambió el estilo de nuestro fútbol y nos hizo definitivamente grandes, eternos, con dos Eurocopas y un campeonato del mundo que ya forman parte del mito. Pero además nos deja su herencia, sus “hijos”, los “Koke”, Thiago Alcántara…que están obligados a continuar su obra.
Se marcha a Qatar, confieso que me hubiera gustado que hubiera acabado su carrera entre nosotros, pero ni las leyendas son ajenas al olor de los petrodólares. Xavi es un producto de alta gastronomía futbolística que solo debería degustarse en las grandes ligas.
Disfrutémosle todavía en los 18 días que le quedan como jugador del Barça. Un partido de liga y dos finales, una de copa y otra de champions, tiene todavía por delante el genio de Tarrasa. Solo la foto levantando la quinta champions del Barça en Berlín haría justicia a la despedida de una leyenda.
Será el epílogo del jugador más importante que ha nacido en nuestro país. Ha llevado a su club a la mayor excelencia futbolística conocida en el mundo, y a la selección española a sus mayores éxitos, la historía del fútbol español sería imposible de explicar sin Xavi.
Todavía no se ha ido y el balón ya le añora. Comienza la cuenta atrás para su regreso como entrenador, si desde el banquillo sigue viendo el futbol como lo hace dentro de la cancha marcará también una época. El Invierno comienza este año el siete de junio con la marcha de Xavi a Qatar, contamos los días para que vuelva la primavera. Hasta entonces, gracias Xavi.