Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar

Queridos Reyes Magos se que esta carta os llega muy justa, cuando ya estáis metidos en faena, pero si hay tiempo me gustaría que todavía dejaseis algunos regalos que se me había olvidado pedir.

Para toda esa gente que considera que 900 euros es un salario mínimo excesivo, me gustaría que les dejaseis este año doce mensualidades de 899 euros para ver cómo se apañaban. Bueno, dejadles también las dos pagas extras, aunque aquí en España ya no las cobra casi nadie.

A todos los que están cuestionando estos días las medidas de protección a las mujeres víctimas de violencia machista traerles muchas hijas. Para que aprecien lo que es tener el mejor regalo del mundo, aunque tengan que ir a buscarlas de noche porque les da miedo que las pase algo, que no dejen de asomarse por la ventana cuando salgan a correr y tarden un poco más de la cuenta, a pesar de que se enfaden cuando cobren un 30% menos que sus compañeros varones, aunque no comprendan por qué les cuesta más que a sus hermanos acceder al mercado laboral con mejores currículums, aunque no entiendan que les pregunten si piensan quedarse embarazadas en las entrevistas de trabajo o les contagien la incomodidad yendo con ellas por la calle ante algunos comentarios y miradas. A estos, muchas hijas.

A los que comparan la violencia contra las mujeres a la violencia ejercida contra los hombres… bueno a estos no les dejéis nada porque no lo van a saber apreciar, porque es imposible hacerles entender.

Para ese tercio de niños, que como habréis comprobado no os han podido escribir carta porque sus padres son trabajadores pobres y en riesgo de exclusión, no os vayáis sin dejar algo y que no se quede ninguno sin abrir un regalo. A los que ni siquiera pueden poner la calefacción, dejadles unas mantas calentitas, porque bajar la luz se que es imposible hasta para vosotros.

Para los tres millones doscientos mil parados traerles un trabajo. Pero un trabajo de los de verdad, de los de ocho horas cinco días a la semana. Estamos ya hartos de esos trabajos que ni Papa Noel, de dos horas, tres días a la semana y de contratos que empiezan el martes y terminan el jueves.

A los autónomos traerles por fin la cuota según ingresos. A los pensionistas una vejez próspera y tranquila. A los jueces inteligencia y acierto, y les perdonamos el carbón por lo de las hipotecas, ya que tienen en sus manos el futuro del país en el juicio del procés. A los votantes, sentido común, para evitar más Brexit, más Trump, más Bolsonaro y más Vox. Y a los que huyen de la guerra y el hambre una vía segura para que dejen de morir en el mar. Por cierto, para los que ven en un inmigrante o un refugiado una amenaza, traedles un año lejos de su familia y su casa, teniendo que buscarse la vida a miles de kilómetros.

Quería aprovechar también para pediros también algunos regalos para algunas personas concretas.

Para Pedro Sánchez no se os olvide dejarle mucha paciencia, algún apoyo para los presupuestos que parece que es lo que más ilusión le hace y un calendario grande por si tiene que poner fecha de elecciones. Dejarle también un uniforme de piloto que dicen que le gustan mucho los aviones.

A Pablo Casado traerle una bola anti estrés que anda muy crispado últimamente y ya dais en el clavo si le traéis una foto firmada de José María Aznar o el Aznar madelmán, con sus armas de destrucción masiva, sus féretros de Yak 42, sus abdominales y su acento tejano. Por casa de Aznar ni os paséis, con lo que trincó el hijo de las viviendas sociales que le malvendió la madre a su fondo buitre, tienen de todo.

A Albert Rivera si podéis traerle un traje de bombero, para que deje de jugar a pirómanos, y una brújula que marque siempre el rumbo correcto.

A Pablo Iglesias unos días en un balneario, no para que descanse tras el trajín de los dos nuevos miembros de su familia, sino para que reflexione, reformule su proyecto político, reconozca errores y decida si puede seguir siendo útil a la izquierda de este país o pasar página.

A Santiago Abascal… no, por ahí mejor no paséis, a ver si os ve a vosotros dos con pinta de inmigrantes y al otro negro y tenemos una tontería.

A Quim Torra me gustaría que le dejaseis libros y una cajita de esas de experiencias que le permita viajar por España para que se avergüence de sus pensamientos supremacistas y racistas. Os iba a pedir unas vitaminas pero no le hacen falta porque se ha tirado un año sin hacer nada, solo a golpe de estelada. Por cierto, no envolverle nada en papel amarillo que lo pone todo perdido.

Si de regreso a Oriente podéis hacer un desvío y pasar por Waterloo en Bélgica, dejad en casa de Puigdemont un Quimicefa, para que se entretenga y deje de envenenar la convivencia en Cataluña.

Si vais a pasar por Andalucía dejad en casa de Juan Manuel Moreno y Juan Marín un buen montón de sentido de estado y responsabilidad y llevaros todo lo que tengan de ambición y personalismos.

En la casa de Susana Díaz dejad una buena dosis de generosidad y humildad, para que no renuncie a evitar que Andalucía quede rendida a los caprichos de la ultraderecha y les arrebate la llave de la gobernabilidad con una abstención, cierto que difícil de explicar pero que la seguridad de las mujeres y el bienestar de todos los andaluces podrían justificar, para hacer presidente a Juan Marín de un gobierno de 47 diputados con el PP. No sería lógico abstenerse para que gobierne quien ha pedido más que tú, pero sí, en una situación excepcional como la presente, que lo haga quien más ha crecido y empezar a negociar entre constitucionalistas para restar influencia a la extrema derecha.

También me gustaría que este año os acordéis de los que están en prisión. A Bárcenas les podíais dejar una caja de pinturas de colores para que deje de hacer todo en negro. A Rato lo mejor es que le cambiéis todo lo que le llevéis por acciones de Bankia y preferentes. A los políticos independentistas presos unos prismáticos para mirar lejos y hacia delante, una constitución y un diccionario castellano-catalán para que comprueben que es más fácil y productivo entendernos que enfrentarnos.

Si me gustaría que al prior del Valle de los Caidos le llevéis una Biblia, porque dudo que la haya leído. Y dos cositas de última hora, a Trump que le dejéis su anhelado muro, pero para que no pueda salir. Y a la nueva ministra de familia de Brasil muchas camisetas rosas de niños y pantalones azules de chica.

Por cierto ya que volvéis con los camellos vacíos a ver si os podéis llevar el odio que empieza a rezumar por todos los rincones de este país, los extremismos y los nacionalismos, todas las banderas y símbolos que desunen en lugar de buscar armonía, la pobreza y la desigualdad, cancerígenas en nuestra sociedad, el egoísmo y la irresponsabilidad, el cortoplacismo y la ignorancia en que nos hemos instalado y la insensibilidad y la falta de empatía con el que sufre.

Para mi, solo dejadme seguir haciendo periodismo si Vox quiere.